martes, 20 de noviembre de 2007

Chuquimanía

Anónimo dijo...

CHUQUIMANIA

Yo no sé por qué diablos hablan tanto de Chuquipiunta.
Ya sabemos que con su poesí­a no pasa nada, pero eso no deberí­a darnos pábulo para rebajar su dignidad humana (si todavía se puede) de manera tan indiscriminada.

Resulta que casi le hacen ganar ese concurso del mejor poeta y seguramente de no ser por nuestra oportuna reacción a favor de José Luis (no quedaba otra), el chiste les habría resultado con el consecuente paroxismo de risa que los promotores de este Blog pretendí­an.

Aun así­, Chuqui ha salido ganando, pues tanta fue la publicidad que le hicieron (aunque maliciosamente) que ahora está en boca (¿pluma?) de todos los intelectuales puneños (y juliaqueños, si hay alguno por ahí­).

A este ritmo, pronto los críticos y los que fungen de tales en nuestro medio nos sorprenderán con sendos estudios sobre la poética de Chuqui (Walter Paz es el insensato precursor). Así, el tí­o Florez-Áybar escribirá una Interpretación epistemológica del yo poético en la obra de Chuquipiunta, donde obviamente no hablara nada del yo poético e insistirá con sus arrebatos andinófilos (que Dorian nos redima)

Boris Espezúa, el padrino bonachón, se mandará con un libro titulado Cómo leer a Chuquipiunta, con prólogo de su compatriota Antauro Humala; José Luis Velásquez, sumándose (cuándo no) a la fiebre escribirá otro intitulado Claves para entender a Chuquipiunta, un mamotreto que ni él ni Chuqui entenderán (para su fortuna, esta vez se librará de la masacre de Dorian)

Walter Paz (no hay primera sin segunda) perpetrará Chuquipiunta para principiantes, con prólogo de Moby Dijk e ilustraciones del innegable maestro del humor, Moshó; Vladimiro Centeno nos propondrá (luego de cocinar una ensalada indigerible de métodos literarios) Una relectura de la obra de Chuqui; y hasta nuestro ensalzado crítico Dorian Espezúa, en la segunda edición de su Entre lo real y lo imaginario, incluirá un merecido capí­tulo sobre Chuqui, haciéndole un lugar al lado de Arguedas, Miranda y Churata.

Y continuando con esta hilarante bacanal, incluso yo (tan sólo un turista pertinaz en estas lides) escribiré un artículo en este divertido blog: La Chuquimanía en la literatura puneña contemporánea.